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Un Mundo Sumergido

Los   acantilados   de   Gualchos-Castell   de   Ferro   se ciernen   sobre   la   zona   LIC   (Lugar   de   interés   comunitario) que   alberga   una   peculiar   riqueza   biológica.   Sus recónditas  calas  y  salvajes  playas,   muchas  de  ellas  inaccesibles desde tierra, protegen el paisaje de la acción humana.

 

Su flora y fauna es la típica del ecosistema marino mediterráneo pero con una clara influencia atlántica. Sus paredes y cuevas sumergidas están totalmente recubiertas de coral naranja; esponjas, ascidías y todo tipo de animales sésiles convierten estos fondos en un auténtico "jardín submarino", el paraíso de la macrofotografia, encontrando gran variedad de crustáceos, equinodermos y moluscos, destacando especialmente a los nudibranquios. En cuanto a los peces, podremos observar congrios, morenas, sargos, serranos, y la estrella del lugar, los grandes peces Luna, que por sí solos merecen una visita en su entorno.

 

Los puntos de inmersión son muy abundantes en toda la franja costera del municipio: "El puntal Blanco", "Cueva de las palomas", "Zacatín", "La Rijana"... Se trata de una zona asequible para cualquier nivel de buceo ya que no se sobrepasan los 22 m. de profundidad y no suele haber corrientes. Las rocas desprendidas forman numerosas cuevas y escondrijos que convierten la inmersión en una auténtica excursión exploratoria.

 

Fuente: Folleto editado por el Exmo. Ayuntamiento de Gualchos en Castell de Ferro, en colaboración con: Turismo de Granada, Diputación de Granada y Junta de Andalucía

ITINERARIO MARÍTIMO POR LOS ACANTILADOS

INICIO: Embarcadero de Castell de Ferro

DESTINO: Calahonda

DURACIÓN: 2,5 horas

EPOCA RECOMENDADADA: Enero - Diciembre

Gualchos-Castell de Ferro está situado en un lugar privilegiado en plena costa tropical, bajo la imponente mirada de la Sierra de Lujar y a orillas del mar, y separados ambos núcleos de población por antiguas tierras de cultivo de secano. Aunque en la actualidad la actividad económica principal es la agricultura intensiva bajo plástico, hubo un tiempo no muy lejano en que Castell de Ferro fue un pueblo de pescadores y aún conserva la cultura marinera de la que nace este itinerario.     

Desde el Neolítico, los acantilados han proporcionado al hombre refugio y alimento y han sido utilizados en sus zonas más altas y estratégicas para construir atalayas defensivas tras los primeros ataques de los piratas del norte de África. Debido al Karst, las formaciones de roca caliza presentan numerosas cuevas y simas, que junto con la erosión que provocan el viento y el mar, nos ofrecen formas singulares que nos sorprenderán en nuestro itinerario, bautizadas hace décadas por los lugareños con nombres como "El nido del grajo", "La muica" o "El peñón de la ambulancia". 

Los   acantilados   forman   sin   duda   el   paisaje   más espectacular  de  nuestro  litoral,   además  del  habitat más duro para la flora que vive en ellos; la vida vegetal ha desarrollando una serie de adaptaciones para hacer frente a condiciones climáticas extremas como el fuerte viento, la insolación,   o la elevada salinidad. El arto (Maytenus senegaiensis), la siempreviva (Limonium insigne), el palmito (Chamaerops humilis), el oroval (Withania frutescens), o el romero blanco (Rosmarinas tomentosus), son algunas de las especies más importantes que podremos observar durante nuestra travesía.

 

Para la fauna, las verticales paredes son el lugar idóneo en el que resguardarse de los depredadores y, en el caso de aves como la gaviota patiamarilla (Larus cachinans), construir sus nidos en lugar seguro. Ésta es la única especie de gaviota que nidifica en nuestros acantilados, al igual que hace el halcón peregrino (Falco peregrinas), que se alimenta principalmente de otras aves como las palomas bravías (Columba livia). Durante el trayecto podremos observar el dormidero de cormoranes (Phalacrocorax Carbo), situado en el Tajo Justo, y en los alredores, ejemplares de cabra montes (Capra pyrenaica) que bajan a beber a las surgencias de agua dulce que abundan en el recorrido. Con un poco de suerte nuestra jornada se completará con el avistamiento de algún delfín mular (Tursiops truncatus) de la familia que actualmente reside en nuestras aguas.

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